(Artículo publicado en El Salto.)
NOTA del autor: Utilizo aquí el fuego como metáfora para conectar con los espacios de Incineratorium desarrollados durante el Encuentro Islas Encendidas y destinados a incinerar prácticas que precisamos erradicar, discursos que nos frenan o nos separan y que necesitamos desaprender como sociedad.
El pasado mes de octubre se celebró el Encuentro Islas Encendidas, un evento impulsado por la iniciativa Quórum Global con el objetivo de impulsar un proceso de confluencia desde abajo frente a la crisis democrática y ecosocial. Allí nos reunimos cerca de tres centenares de personas procedentes en su mayoría de ONGs, pero también del movimiento feminista, antirracista, ecologista, vecinal, etc.
El Encuentro transcurrió en un clima de gran afinidad entre las personas y organizaciones participantes en torno a una idea central que fue repetida a lo largo de los tres días, “la necesidad de poner la vida en el centro frente a la lógica neoliberal y la emergencia de los fascismos”. Sin embargo, bajo este aparente consenso emergió una cuestión que resultó polémica, la relativa a si la nueva Agenda Internacional 2030 marcada por los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) es un buen marco de referencia desde el que trabajar juntas para lograr ese objetivo común.