
Paco Puche
Aquel que siempre llamaba dos veces y era mi amigo
Pérez–Reverte
De nuevo el mito de Sísifo nos aguarda. La tarea es ardua, siempre cuesta arriba y cuando se culmina la gravedad nos devuelve al punto de partida, como si nada hubiésemos hecho. Y Sísifo emprende, de nuevo, la obligada tarea de alcanzar la cima, su pasión inútil. Su destino es cursar el camino empinado, bien cargado, pero si llega, cualquiera que sea posteriormente su trayectoria, él ha cumplido. Es posible imaginar a Sísifo alegre, como nos recordaba Camus. Resistir es crear, apostillaba John Berger.
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