Joan Martínez Alier: «Última llamada», un manifiesto ecologista

(Artículo del catedrático de economía y firmante del manifiesto Joan Martínez Alier, publicado hoy miércoles 16 de julio en Es Diari Menorca.)

Joan Martínez Alier. Foto: Tierra y Libertad (Lima, Perú)

Joan Martínez Alier. Foto: Tierra y Libertad (Lima, Perú)

El despertar de los «indignados» el 15M (en la primavera de 2011) está gestando un cambio político y posiblemente un proceso constituyente que abre posibilidades para nuevos debates. El 7 de julio a través de la web www.ultimallamada.org se hizo público un manifiesto desde «diversos lugares de la Península Ibérica, Balears y Canarias» que reclama cambios radicales para hacer frente a una crisis ecológica que afecta a todos los ámbitos y provoca injusticias sociales. No valen recetas antiguas, es necesaria una Gran Transformación. El manifiesto señala que estamos atrapados en la dinámica perversa de una civilización que si no crece no funciona, y si crece destruye las bases naturales que la hacen posible.

El manifiesto ha sido redactado por ecologistas de larga trayectoria pero ha sido firmado también por representantes de la nueva generación política como Ada Colau, Pablo Iglesias Turrión y Alberto Garzón (respectivamente de la PAH (plataforma en defensa de los afectados por hipotecas), de Podemos y de Izquierda Unida). El manifiesto se lanzó con 250 firmas de respaldo y ha recogido muchas adhesiones. No me extrañaría que de estos 250 nombres iniciales, más de 100 sean diputados, concejales, alcaldes (o alcaldesas) en los próximos dos años.

LA NUEVA IZQUIERDA IBÉRICA SE INCLINA PUES HACIA EL ECOLOGISMO. Los europeos, en su gran mayoría, asumen la idea de que la sociedad de consumo actual puede «mejorar» hacia el futuro. Sin embargo, el nivel de consumo se ha conseguido a costa de agotar los recursos naturales y energéticos, y causar cambios ecológicos irreversibles en el clima y la biodiversidad. Mientras tanto, hay muchos movimientos de resistencia en favor de la justicia ambiental.

La organización Global Witness ha presentado una estadística con los nombres de casi mil ambientalistas del Sur del planeta victimados en los últimos diez años sus luchas contra proyectos mineros y petroleros, combatiendo el robo de sus tierras y del agua. Hay que apoyar tales luchas.

Hoy se acumulan las noticias que indican que la vía del crecimiento es ya un «genocidio a cámara lenta». El declive en la disponibilidad de energía barata, los escenarios catastróficos del cambio climático y las tensiones geopolíticas por los recursos muestran que las tendencias de progreso del pasado se están quebrando. Frente a este desafío no bastan los mantras cosméticos del desarrollo sostenible, ni la mera apuesta por tecnologías ecoeficientes, ni una supuesta «economía verde» que encubre la mercantilización generalizada de bienes naturales y servicios ecosistémicos.

La nueva Gran Transformación se topa con la inercia del modo de vida capitalista y los intereses de los grupos privilegiados. Para evitar el caos y la barbarie hacia donde hoy estamos dirigiéndonos, necesitamos una ruptura política profunda con la hegemonía vigente, y una economía que tenga como fin la satisfacción de necesidades sociales dentro de los límites que impone la biosfera, y no el incremento del beneficio privado. Una «prosperidad sin crecimiento», podríamos decir con el título del libro de Tim Jackson.

EL DILEMA PRINCIPAL NO ESTÁ ENTRE «AUSTERICIDIO» (paguen las deudas a cualquier costo social) y Keynesianismo a lo Stiglitz o Krugman (impulsen el gasto público para salir de la crisis). Las políticas keynesianas llevaron, en los decenios que siguieron a la segunda guerra mundial, a un ciclo de expansión que nos colocó en el umbral de los límites planetarios. Un nuevo ciclo de expansión es inviable: no hay espacio ecológico ni recursos naturales que pudieran sustentarlo.

Hace falta urgentemente un debate amplio y transversal para construir democráticamente alternativas ecológicas y energéticas que sean a la vez rigurosas y viables. No basta con gritar «democracia real, ya». Además de combatir las injusticias originadas por el ejercicio de la dominación y la acumulación de riqueza, hablemos de un modelo que asuma la realidad y posibilite la vida buena (un buen vivir, un «sumak kawsay») dentro de los límites ecológicos de la Tierra.

Estas son las principales ideas del manifiesto «Última Llamada».


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4 comentarios en “Joan Martínez Alier: «Última llamada», un manifiesto ecologista

  1. Joan, si tuviera mas soltura, con esto de la redacción, te diría que eso de la «economía sostenible o verde» no creo que dejen de ser cantos de sirena, destinados ha hacernos creer, que delante puede haber alguna salida. Confiando en que, cuando ya no se pueda negar la evidencia, hayamos perdido la posibilidad de reaccionar
    Que la inercia del modo de vida capitalista de la que hablas, es enorme, ya que esta basada en generales lavados de cerebro, que han conseguido, entre otras cosas, que se niegue la existencia de la verdad absoluta. Haciendo casi imposible la posibilidad de que nos pongamos de acuerdo, para algo mas que no sea , firmar un manifiesto
    Y alguna cosa mas. Pero como ya te he dicho, la redacción es mi asignatura pendiente mas antigua y no doy para mas

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  2. Los poderes económicos buscan su beneficio por encima de los intereses ciudadanos, que son los que tienen que generar el consumo que da esos beneficios.
    Las grandes empresas, las multinacionales, las corporaciones… gobiernan el mundo con más poder que los propios gobiernos. Aquellas se perpetúan y crecen en el tiempo, gracias a un ejército de servidores, con dedicación exclusiva, la élite de todas las especialidades, están deseosas de servir a cambio del bienestar económico.
    El poder económico se infiltra y manipula todo, compra lo que le interesa, transforma a su favor. Allí no hay corazón, solo una consigna: beneficio económico.
    Existen necesidades urgentes que cubrir en la sociedad que van en contra de los señalados poderes.
    ¿Quién será capaz de torcer los propósitos del amo del mundo?
    Solo el despertar de la comprensión, la inteligencia, la constancia, la participación… de todos los ciudadanos.
    Pero el ciudadano está dormido, bastante tiene con llegar a final de mes, cansancio, poco poder adquisitivo, familia, temor, poca salud…compra lo más barato, aunque provenga del comercio injusto, de los países donde hay injusticia social y de esta manera arruine a la industria nacional, donde los costos son más altos por tener que cubrir los gastos que originan el bienestar social. Prefiere atiborrarse de medicamentos, que arruina a la seguridad social, que la pagamos todos, en vez de llevar una vida sana que genere salud; no le interesa la política…
    Es el ciudadano quien tiene el poder, pero es necesario que lo utilice.
    Necesitamos una formulación política que le de una participación continua al pueblo en el gobierno de la nación; no se le puede dar el poder a unos pocos, que por error del votante, van a tener el poder por encima del bien.

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